El GRITO
Hora de duelo, taciturna mirada del sol, es el alma un extraño en la tierra.
Hombres.
Hombres callados en la orilla del camino
Despierten. Rompan los botones
que el corazón se asfixia bajo las camisas,
húmedos trapos con piel desgastada
sudor caliente. Lagrima de niño.
Leche materna. Perfume de mujer.
Hombres.
Corred a encontrarse.
Que la campana golpee su pecho
el dolor se adiestre en el hombro
la hierba renazca en la huella
de los pies galopando en arena
y las yemas encendidas de aliento
sean pedestal a la mano de un niño
señalando la luna.
Hombres.
Dejad el camino
Las camisas tendidas en zarzas en el campo deshojado
ahogando los silencios. Dejad su orilla,
el polvo de las pisadas, al cuervo desplumándose la cola.
Que tu corazón calle las campanas,
apague los incendios. Cante.
Vibre en los violines
y la música de un río invada la tierra.